La última mirada... *Angel*

Miraba el ocaso, era tan perfecto, teñido de esos colores naranjas y rojos, mientras una lluvia de estrellas se aproximaba.
Me senté con mis rodillas abrazadas y lo mire, no pensé en otra cosa, solo lo mire, sin decir, sin hacer algo...

Anoten en su lista de cosas que deben hacer antes de ... partir; Ver el ocaso desde el jardín de Hogwarts...

Aveces, cuando de verdad pones atención en algo, por un minuto, un segundo, olvidas los problemas que agobian, que no te dejan respirar, que te llevan y te destrozan lentamente...

Solo por un segundo...

Resultaba tan difícil tomar las cosas con normalidad. Todo en mi vida era diferente, todo era diferente desde aquella separación. Duele pensar como un amor, a pesar de falsedad del mismo, cuanto puede llegar a afectarte. Era un idiota en todo sentido de la palabra, sobre todo por el hecho de que entendía lo pelotudo que era reaccionar como lo hacía y a pesar de eso lo seguía reiterando.
Aquel día uno de mis amigos, Tobias, me había invitado a verlos en su última práctica de Quidditch para el próximo partido. Todos se voltearon a mirarme cuando me hicieron esa pregunta. Sabía que no importaba el hecho de que no me gustase el Quidditch, en un tiempo había ido siempre a alentarles antes de cada partido. Todos buscaban mi reacción, era como si ya no fuese del grupo. Acepte por no matar los intentos de TObias de recuperarme, realmente deseaba que lo consiguiese.
No logré gran cosa con ello. Practicaron horas y horas. Había otros jóvenes de nuestra casa, pero eran de los que estaban en contra mía. Era realmente incómodo, pero fui fuerte, cosa que nadie reparó. Creo que me pareció escuchar algo como un “Ahh… Angel”, como diciendo “Todavía estás acá”.
Abandoné el campo sólo, pero no me dirigí al colegio. Ya casi no me importaba lo que sucediera, era casi un milagro que aún me entusiasmase por estudiar por lo exámenes… quería abandonar el colegio, porque ya no veía la posibilidad de arreglar las cosas.
Me aventuré por los jardines, sin observar mucho por donde iba.

Desafortunadamente como todo en esta vida, lo mas hermoso se va.
Vi los últimos rayos ocultarse dando paso a la majestuosa noche.
¿Me pregunto sino se sentirá solitaria la luna?... Sola, en el infinito, como un satélite terrestre, admirada y estudiada por muchos, enamorando a unos cuantos, pero al fin y al cabo sola, sin nadie que la amé...

Recuerdo que alguna vez mí madre me contó que la Luna era amante de sol, y que fueron separados, únicamente con la posibilidad de estar juntos cuando algún eclipse tapara aquella aventura, con posibilidades de ser feliz cada determinado tiempo.

¿Acaso ese será mí destino? ser feliz solo cuando este breves momentos con él.
Ese será mí martirio, verlo unos instantes y luego verlo con alguien más...
Con alguien que no es yo...

Era estúpido que ha estas alturas siguiera tan enamorada, como el primer dia que lo conocí...

Decepciones son las que nos da la vida, arrancándonos de la forma más dolorosa al ser amado.

Pero creo que más estúpido fué volver a intentar amar, volver a querer estar con alguien...

¿Qué quién es ese hombre? ... Potter, Harry Potter... yo a su lado creí que volvería a amar, que tenía la remota posibilidad de ser feliz nuevamente.

Pensar que deje mi amistad con Ginny por él, pensar que le quite a la persona a la que le juraba amor...

Un asco de persona, eso soy... ¿Y para qué?... para que a la primera prueba de confianza todo se viniera abajo como un enorme rascacielos.

Él me dio a escoger entre mí mejor amigo, mi ex novio y la persona que amaba, y el... ¿la respuesta cual fué? ninguno, no podía elegir a el que amé y el que me regreso la felicidad que el otro se llevo.

Dicen que no soy la misma desde hace tiempo, que me he vuelto fría, que la felicidad que tenía se esfumo junto con ellos... quizá sea cierto...aunque me gustaría que ellos me dijeran como alguien puede sonreír sin amor...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el crujir de algunas ramas -- ¿Hay alguien ahí? -- pregunte un poco asustada, sí, una Slytherin asustada... me he hecho débil... patético...

Solamente encontraba la paz en todos aquellos lugares que tenía prohibido. Las noches en la Torre de Astronomía eran muy apacibles al igual que los paseos bajo la luz de la Luna por los jardines, e incluso en el Bosque Prohibido. No es que me aventurara mucho, no me atrevía a ir a donde la luz no llegase. A pesar de todo lo que se contaba de él, la entrada al mismo era muy tranquila y acogedora. Incluso me había dormitado allí, hasta que el perro del guardabosques me encontró y dio llamada a su amo. Por eso debí ganarme una reprimenda, pero debía estar en tal mal estado que no les pareció necesario castigarme... Simplemente me mandaron con la enfermera, quien por cierto estaba harta de verme. En los últimos meses había incubado más enfermedades que en toda mi niñez.
Mi salud física estaba empeorando, todo por culpa de una persona. El desamor me afectaba, y mucho. Sin embargo no había quien replicar por ello, esa persona me había dado la espalda y dejado en mí un clima de hostilidad que no era capaz de manejar. Me sentía perdido en mi propia existencia, ni a mí me reconocía.
No era capaz de encarar aún a una persona que sabía que estaba enamorado y las cosas por las cuales la apreciaba. No era capaz de ser sincero con mis propios sentimientos, no encontraba la valentía para contar mi historia.
Toda ésta nube de tormentos me consumía en un nueva caminata de lamentos. Estaba próximo a la entrada al bosque cuando un voz se alzó. - Sólo un alma en pena.- respondí a la pregunta, sacándome importancia. Busqué con la mirada a la chica que había hablado y la encontré sentada cómodamente. La debía haber sacado de su ensimismamiento y por eso se sobresalto.
-Tranquila, no te importunare.- repuse, disponiendo a seguir mi paso.

Pude sentir la tristeza de su alma, era como si estuviese vacía, sin vida,...
Me quede quieta, lo mier a los ojos, sus ojos profundos, sin fondo...
—La tristeza ocupa tú alma — dije mientras me paraba y me acercaba a él, no le veía sentido querer ayudar a una persona cuando no podía ni recuperarme yo misma.

— Llorar no quita el dolor, uir solo te hace cobarde — dije en un leve susurro.
El viento nos golpeo, desacomodando un poco mi cabello — nada vale la pena, nada para que estés así —No lo conocía y aun así podría sentir lo mismo que él y aun así sentía que podía ayudarlo... — el amor es una espina que termina clavada... cuando en uno de los dos el adiós es la ultima palabra... — puse mi cabeza de lado... — ¿qué te paso? — le pregunte devilmente.

Algo que pude apreciar del colegio cuando todavía me sentía libre, era socializar con tanta gente como podía. Realmente puedes encontrar gente muy parecida en el colegio, había muchas hstorias por ser contadas. Incluso podía afirmar que muchos cruzabamos los mismos obstaculos en la vida, no había nada más maravilloso que llegar a comprender una mente ajena a la nuestra. Poder compartirlo todo. Por desgracia siempre había quienes carecían de remordimiento y se atrevían a jugar a con los sentimientos de los demás, y terminaban por obligarnos a todos a encerrarnos en nuestra propia persona.
Así me pasaba a mí. Había sufrido bastante por mi sinceridad, por ser tan humano como para amar incondicionalmente. Sentía algo de miedo de volver a exponer mi persona, sobre todo por el hecho de que además de ser víctima se me había puesto en el lugar de agresor a los ojos del resto. Muchos me odiaban sin conocerme por ello, ¿qué ganas podía tener de seguir socializando como podía hacerlo antes? Así prevalecía, entre temores y lamentos.
Me sorprendió ver a la chica acercarse. Ya me desacostumbraba a la impulsividad de la gente, sobre todo porque al verme ladeaban la cabeza haciendo de cuenta que ni me habían visto. Además había identificado que la chica era de Slytherin, por su túnica. No era que la fuera a juzgar por ello, ¿quién era yo para juzgar? Pero tenía en cuenta que no le caíamos bien a todos, muchos se tomaban a pecho la enemistad entre las casas.
- Lo que has dicho es algo muy profundo.- repuse sorprendido de que compartiese esos pensamientos conmigo. - Lamento tener que admitir que comparto alguno de ellos... sin embargo no por ello creo que mis problemas sean un tema de conversación al paso.- respondí receloso ante su pregunta.
Me había alejado aún de mis amigos para no importunarles, sin contarles mucho de lo que me pasaba. ¿E iba a contarle todo a una persona que no sabía si podía intentar usar eso en mi contra? Hice un amague a seguir mi camino.

Sonreí al verlo alejarse — No eres el unico con problemas, la diferencia es que muchos los afrontan... — dije dandole la espalda —juzgar a una persona, sin si quiera conocerla es un grave error, — lo mire y arquee la ceja — Sí, se que piensas que soy una serpiente traicionera, y la verdad no te culpo, asi juzgan a todas las Slytherin...

¿Ese era la razón por la cual detestaba esa casa? ser juzgada, tener que aparentar amistad con esa gente falsa, interesada y traicionera...

¿Cuantos amigos se pueden conocer en este mundo? ... ¿en cuantos se pueden confiar? ... yo lo intente una vez, dejando entrar en mi vida a una Malfoy... al parecer el error más grande, por que a la primera prueba se beso con el que creía "el amor de mí vida"... palabras de una niña estúpidamente enamorada... al parecer el Y vivieron felices para siempre no existe... es decir... ¿que es para siempre? .... solo tiempo, tiempo de monotonía, rutina, común...

¿De que sirve estar tanto tiempo con la misma persona si se deja a un lado la pasión que alguna vez se tuvo?...

— No soy como los demás — ironico que sea Slytherin y no una debil Hufflepuff, o la patética nerd ravenclaw, que solo pueden presumir de eso, inteligencia...
Creo que la única casa que se puede presumir es la Gryffindor... exceptuando a muchas personas...

"valientes" ... mire la túnica de aquel chico...¿era valiente? quizá si, un tiempo, pero ahora... ahora era lo mismo que yo... patético, intentando esconderse de la gente que alguna vez quiso, que alguna vez aprecio.

Otra de las cosas que siempre me habían atraido era debatir y reflexionar sobre las reacciones de la gente. Siempre intentaba poder comprender al resto e intentar ponerme en su lugar. Me gustaba poder perdonar y ayudar a quienes lo mereciesen, y poder las palabras justas a quien se iba del camino. Tenía cierta afinidad a la hora de saber cuando hablar y cuando no. Pero como últimamente pasaba tanto tiempo callado poco me fijaba en que hacía cuando habría la boca.
Ésta chica que me había cruzado debía tener una gran historia atrás, al igual que yo. Es más, creía poder encontrar algo de mí en su mirada. Esa mirada de cansancio, resignación y lamento que siempre encontraba cuando me miraba al espejo. O quizás sólo me estaba dejando llevar por lo que dijese y de otra forma no se me hubiese ocurrido. Me hubiera gustado poder estar en condiciones de escucharle y/o aconsejarle, pero pocos eran los que se atrevían a confiar en mí. Podía molestarme en hacerlo, pero cuando preguntase por mí y viera lo que algunos le respondían de seguro se olvidaría de todo.
La profundidad de su charla se me cayó ante su comentario. Me frené y luego me volteé para encararle. -Resulta gracioso que me hables de juzgar, cuando tú revelas en voz alta cosas que estás deduciendo de mí. Y yo todavía no he proferido palabra.- repuse procurando no sonar muy hostil ni burlón. La contradicción me había parecido graciosa, pero el discurso de la chica me daba tanta pena como me daba recordar todo lo que había vivido los últimos meses.
Me acerqué a ella y le apoyé un mano sobre su hombro derecho. - Entiendo que debo tener un aspecto que deja mucho que desear... pero creo haber pasado suficiente para justificar que me muestre receloso a hablar de mi persona.- indiqué manteniendo mi tóno neutral.

Sonreí ante sus palabras, su voz neutral daba mucho de que ahbalr, al igual que su lenguaje corporal. — Dushe — susurre con un hilo de voz, no me dí cuenta de mí contradicción...

Mire al chico, analice un segundo... después de todo no era tan contradictorio .

— aunque si lo tomamos desde otro punto de vista, tú me juzgaste mal ... en cambio yo no... — metí mis manos en mi capa — ¿o acaso me equivoque en alguna de mis suposiciones?... — lo mire y sonreí al verlo tan callado — sabes, no te estoy diciendo que me cuentes tú vida... — parecía que lo acosaría con millones de preguntas, preguntas en las cuales el no tendría respuestas... enterarme de problemas cuando no puedo con los míos
.
— pero créeme, verte tan patético no lograra nada, solo te seguirá lastimando hasta que acabe contigo, dejándote solo y eso, amigo paradigmatico, si es un problema.

¿Cómo es qué yo me atrevía a decir eso? ni si quiera yo lo seguía, seguía aquí huyendo como una estúpida cobarde.

Huyendo de las personas que juraron amarme...

Decidí volver a sentarme y mirar las estrellas, entre aquel vacio, yo, llegaba a sentirme llena.